Hola Babelianos:
Pues una vez más, vamos allá con la narración que lleva por nombre “Carreña – Alles”.
Esta vez para contentar a todos los públicos voy a escribir “dos crónicas”: una versión reducida y la versión normal.
- El que opte por quedarse con la versión reducida que lea solamente hasta aquí.
- El que opte por la versión normal que siga leyendo…
Os habíamos anunciado que esta vez íbamos a festejar la “Feria de Abril” en versión “Torre de Babel”. Como no, la idea fue de esos “entes maquiavélicos” llamados Carmen & Sol. Tras comentármelo ellas un día en la Escuela, decidí pasar por el “Corte Chino”, ya sabéis: precios-surtido-variedad en la Avda. del Cristo. (Si os pasáis por allí les decís que vais de mi parte a ver si os hacen un descuento).
Mi idea inicial era, DE VERDAD, comprar un simple gorro de Andaluz que desgraciadamente no tenían. Tenían unos negros pero eran del “Zorro” y como que no pegaban con la “Feria de Abril”. Hombre, quizás tapando la “Zeta” y poniéndole el Logo de “Torre de Babel” pues hubiera servido. Así que al no ver nada para hombre se me ocurrió preguntar si había vestidos de Sevillanas. Tenían un gran surtido y con un precio bastante asequible: 14 Euros. Desgraciadamente como que yo no “entraba” en ninguno de ellos (no me llegué a probar ninguno, ya que de haberlo hecho la china, que por cierto es muy simpática, se hubiera muerto de risa).
Pensé en irme a una tienda de disfraces: “El Toldo”, sita en Viaducto Marquina y allí fue donde estuve mirando cosas. Me probé un vestido que tenían pero al intentar “encajarme” en él las costuras “crujían” un poco, así que antes de que ocurriera algo irremediable me quité el vestido (que no me había llegado a poner por completo). Finalmente me sacaron otro modelo que logré encajarme con cierta facilidad (y que además tenía una cremallera en la espalda). Tras ponerme el vestido y probármelo en la tienda y mientras me miraba en un espejo los dueños del local se morían de la risa. La verdad es que no era para menos: ver a un tío de metro noventa, con perilla, y con esa “barriguita” que dios me ha dado embutido en un traje de sevillana no es muy normal. Así que una vez elegido el vestido compré también algún complemento: aquellas gafas rojas tan discretas.
El sábado por la mañana me puse el vestido sobre unas bermudas y una camiseta. Había un pequeño problema: la cintura del vestido llevaba una goma elástica cosida que a mí, con mi altura, me quedaba por encima del ombligo y como que molestaba un poquito. Afortunadamente tuve la feliz idea de quitarle aquella goma, aún con temor de que aquel traje quedara inservible o dividido en dos piezas.
Cuando salí de casa en el ascensor, vestido con ese traje tan discreto, rezaba por no coincidir con ningún vecino y tuve la suerte de no coincidir con ninguno. No obstante, cuando subía hacía la Escuela, atajando por la zona del Hospital, había un guardia de seguridad que me miraba un poco “raro”. Finalmente llegué a la Escuela donde ya había bastante gente ataviada con complementos varios.
A eso de las 9:15 salimos de Oviedo. Desgraciadamente esta vez tuvimos un pequeño incidente con las plazas: hubo “overbooking”. Es algo que pasó y ya está, no voy a entrar ahora en ese tema.
La verdad es que resulta paradójico: todo esto nació con un pequeño microbus allá en sus orígenes y ahora ya hemos llegado a las 55 plazas, ¡gracias a todos!
Una vez en el bus y ubicados como pudimos ya que no quedaba ningún sitio libre comenzamos con nuestro ¿variado? repertorio musical. Como siempre el sector delantero del autobús estuvo poco participativo. Aunque afortunadamente algunas de las nuevas incorporaciones pusieron su granito de arena en cuanto a los cánticos se refiere.
Hicimos nuestra parada habitual en Infiesto para desayunar y recoger al Sr. Ojeda. Desgraciadamente, por todo lo que ya sabéis, no fue posible y el Sr. Ojeda tuvo que continuar ruta con su coche, junto con Lysbeth.
Yo como casi siempre, desayuné en el bar de los pinchos junto con numerosos miembros del grupo. Una vez desayunados, meados, y demás cosas, hicimos la obligada parada en la tienda de los Chinos de Infiesto. Allí numerosas personas del grupo aprovecharon para comprar variados complementos.
Proseguimos ruta hasta Carreña, donde nos hicimos las fotos de rigor. A eso de las 12 menos pocos minutos comenzamos nuestra ruta a pie. Como ya os dijimos había un poco de todo: cuesta pa-rriba, to-llano, to-pabajo, to-pa-rriba, to-liso, etc, etc, etc. Nada más empezar la ruta nos encontramos con una pequeña cuesta que afortunadamente no fue tan puñetera como la que tuvimos en la otra ruta. Luego proseguimos ruta haciendo las oportunas fotos de rigor y paradas técnicas varias.
Antes de comer, hicimos una parada previa en el bar que había antes del sitio donde comimos y aprovechamos para tomar algún refrigerio. Posteriormente “acampamos” para dar cuenta de nuestros suculentos bocadillos. Desgraciadamente cuando llegué Marlon ya se había zampado su bocata, que supongo que no sería pequeño precisamente. Después del momento comida, descansar, tomar el sol, estar a la sombra, y con la panza llena, continuamos ruta.
Pudimos disfrutar, y de nuevo gracias al buen tiempo y a esa brisa que corría durante casi todo el camino, de nuestros montes asturianos en todo su esplendor. Hicimos las fotos de rigor y disfrutamos de todo tipo de parajes.
Cuando llegamos, me refiero a mí y al resto de gente que íbamos “rezagados”, al primer río un gran número de gente nos estaba esperando. Estaban cómodamente sentados, en primera fila, como en el cine, y Carlos con su cámara ojo avizor, esperando a que el resto cruzáramos el río. Afortunadamente todo fue bastante bien y cruzamos todos sin mojarnos y sin ningún percance, yo incluido. No obstante, apuesto a que alguno que yo me sé estaba deseando que yo cayera para captar y tener su instantánea y su momento de gloria y protagonismo.
Hay que decir que había algunos tramos que pese a que eran cuesta abajo eran un poco puñeteros. Y alguna que yo me sé y de la que voy a omitir su nombre para respetar su deseo de permanecer en el “economato”, Marina, tuvo algunas pequeñas dificultades con esas cuestas, aunque no pasó nada y las sorteo con gran pericia y habilidad.
Los más osados se atrevieron con la cuesta del final que era un poco-mucho puñetera. El resto, la gran mayoría incluido servidor, siguieron por la carretera. Por cierto, esta ruta se caracterizó, entre otras cosas, por tener un tramo bastante importante de carretera.
Cuando llegamos a nuestro destino “final”, al menos los del grupo entre el que me incluyo, nos sentamos en una estupenda terraza. No sé si me lo pareció a mí o fue así, pero cuando llegamos a la terraza apenas se veía gente por el pueblo, pero al ver el panorama que allí había (nosotros en la terraza) aquello se animó bastante y se empezó a llenar de gente que paseaba y que “misteriosamente” y por causalidad pasaba por allí.
Si he de ser sincero, preferí no entrar en el bar a pedir ataviado con aquella indumenta, para no crear ningún “revuelo” en el bar o en el pueblo y delegué en Encar pa’ que me pidiera una cervecita, que al final fueron dos porque taba muerto de sed.
Como curiosidad había una señora en la casa de enfrente a aquella Terraza que nos miraba, o me miraba, con una cara un tanto extraña. Nos miraba, me miraba, desde la ventana, luego salió a la puerta de su casa, volvía a entrar en casa, volvía a salir y permanecía fuera junto a su casa mirando sin perder detalle. No sé porque motivo, quizás la señora se acaba de levantar de la siesta y no daba crédito a sus ojos, ni corta ni perezosa salió de su casa, cruzó la carretera y llegó hasta donde estábamos, estaba, sentados-sentado. Vamos, que la señora no perdió detalle de mi discreta indumentaria. Seguro que la señora es una vaga y es de las que cuando tiene ganas de mear por no ir hasta el baño se aguanta, pero la “cabrona” de ella bien que se tomó la molestia de salir de casa y cruzar la carretera para llegar a donde estábamos sentados y "cuzear".
Luego esta señora, después de haber visto todo, se volvió a casa y creo que estuvo hablando con su marido y su familia (la verdad, no sé por qué ni de qué pero me puedo hacer una vaga idea…). Había otro paisanote sentado a mi derecha en otra mesa, con chaqueta verde pa’ más señas y una “cacha” que no dejaba de mirarme. La verdad es que el pobre disimulaba muy mal, y cuando creía que nadie le veía miraba pa’ mí, jajajaja.
Las señoras que salían de misa, “casualmente” también pasaron por aquella terraza, mirando y murmurando… Fue muy simpático, porque a alguien del grupo una tía le preguntó de donde éramos, que si éramos todos de Oviedo, que si estábamos todos casados o había algún soltero. No sé, una tía un poco rara por lo visto.
Se me olvidaba: antes de llegar a esa terraza un lugareño me echó un piropo, jajaja
Finalmente llegó nuestro “amigo” el autobusero, nos recogió y nos llevó camino a Oviedo, eso sí conduciendo a una velocidad considerable (como pa decirle al hombre que nos parara pa’ tomar unas cañas-sidras. A muchos nos pareció que debía tener prisa, o estaba un poco quemado, o un poco de ambas cosas, y quería llegar cuanto antes a casa, ya que en condiciones normales, yendo a una velocidad más normal, hubiéramos llegado un poco más tarde.
Durante el viaje de vuelta a Oviedo, el sector trasero del Bus se llenó de savia nueva, usease Lucía, Claudia, Lucas, etc. Gracias a ellas pudimos renovar nuestro ya de por sí ¿"amplio y consolidado"? Cancionero. Cantamos canciones de todo tipo, e hicimos algún extraño megamix con la canción esa que dice “el gallo sube”, “los pajaritos”, y otros grandes éxitos.
Finalmente, nuestra llegada a Oviedo se produjo a eso de las 9. Tras bajar del Bus aproveché para cambiar mi “traje de montaña” por una ropa más urbana.
Para mi gusto la ruta fue asequible, bastante completa en cuanto a paisajes y pudimos disfrutar como siempre de buena compañía, sentido del humor, buen rollo, etc, etc, etc.
Lástima que esta vez el conductor fuera tan “soso-desaborio”, ya que parecía tener unas ganas enormes de deshacerse de nosotros. Nada que ver con la simpatía de nuestro amigo Dimas, e incluso Valentín (aka "El Albondiga", el amigo de Carmen) y el otro conductor.
Esta excursión estuvo bastante bien, aunque no llegó a la altura de nuestra anterior excursión, pero no estuvo nada mal.
Bueno, llegados a este punto quisiera aprovechar para desvelaros una información que preferí mantener oculta hasta ahora hasta que no pudiera confirmárosla…
Durante todo este tiempo, he mantenido largas conversaciones con Pedro, Pedro Almodóvar. Tras llegar a sus oídos la existencia de nuestro “Grupo de Montaña” y de este Blog se ha interesado por nuestras historias y andanzas. Pretendía guionizar todo esto para darle forma a lo que sería su próxima película.
Siento desilusionaros pero finalmente nuestras conversaciones-negociaciones no han llegado a buen puerto… No conseguimos ponernos de acuerdo en la cuestión económica. Además, lo que no me acabó de gustar era eso de que el seguía empeñado en adaptar todo esto para su película pero teniendo como protagonistas a Penélope Cruz, Antonio Banderas, Chus Lampreave, Rosy de Palma, etc, etc, etc. Sí, todos sabemos que todos ellos/as, son grandes actores/actrices, pero todas estas historias no son lo mismo sin sus protagonistas reales: Encar, Sol, Carmen, servidor, y por supuesto TODOS VOSOTROS… ;-)
Bueno, pues esto ha dado de sí la Pseudo-“Crónica” de este viaje.
Como siempre, y si no queréis que mueran gatitos, lloren los elefantes, y todo eso, os animéis a escribir vuestros comentarios, completar la crónica, dar vuestra visión-opinión personal, etc. A esos vagos que siempre ponen la disculpa de que “no saben que escribir”, que nos cuenten por ejemplo de que era su bocata, o si les salió algún callo, algún juanete, etc, etc.
Muchas gracias a todos vosotros por hacer que toda esta “locura” siga adelante y goce de tan buena salud.
Gracias & Saludetes. ;-)
José Manuel.
Pd. No sé como voy a amortizar el traje que me he comprado para esta excursión. Quizás tenga que plantearme llevarlo a mis próximas entrevistas de trabajo (¡seguro que me dan el puesto porque visto lo visto tal y como está el mercado laboral…!).